Un viejo taller fue ambientado por el conservacionista. Asimismo, recreó un almacén de ramos generales que sirve para albergar a los visitantes.
BALCARCE (Corresponsal)- Hace más de veinte años y casi sin pensarlo, un vecino de Balcarce comenzó a erigir su propio museo. La pasión por los automóviles -en los pagos de Fangio- se asocia a la velocidad, el derrape controlado y las maniobras vibrantes.
Sin embargo, para Miguel Corbalán (52), el amor por los fierros, como se le dice en la jerga a los autos, tiene que ver con el conservacionismo y en estado puro, o sea con sus piezas originales.
Así es como comenzó un periplo cuando estaba por cumplir 30 años que lo llevó a recorrer viejas estancias, talleres y lo relacionó con coleccionistas y, poco a poco, fue creando un museo. En la actualidad, tiene un espacio que alberga 14 máquinas que se construyeron entre la década del ´20 y la del ´70 del siglo pasado.
Y con el paso del tiempo, como Miguel mismo le relató a LA CAPITAL, fue su esposa la que indirectamente lo empujó a que instaurara un lugar que los albergara.
Porque no sólo se apasionó por los autos sino que se interiorizó para poder retener diferentes clases de objetos. Todos, por supuesto, de antaño. Esos que marcan toda una época de construcción artesanal donde las historias de campo se cosían en esos ámbitos.
Todo este recorrido por conservar lo viejo hizo que pudiera realizar una réplica de los viejos almacenes de ramos generales. Los que se constituían como una mezcla de un bar que abría bien temprano, donde los parroquianos tomaban los primeros alcoholes antes de ir a trabajar, y más tarde, albergaba a las amas de casa que iban en busca de los alimentos para cocinar.
Y volviendo a la esposa de Miguel, todavía le resuena en la cabeza cuando le dijo: “O te llevás todo esto de casa o te echo a vos”. Y surgió la necesidad de constituir un viejo taller propiedad de la familia en un lugar agradable para poder conservar los bólidos y los miles de objetos antiguos. Contó con la ayuda de sus amigos: Javier Santoro y Carlitos Caballero.
La propiedad ubicada en la calle 17 entre 28 y 30 es un ámbito para compartir vivencias entre amigos y la familia. Así lo define su dueño. No está abierta al público. Sólo hay que compartir la pasión por los autos con Miguel para que abra la puerta de su templo. El lugar atesora un Wiki modelo 31 (sedán 4 puertas), un Chrysler 47, un Ford A modelo 31 (X 28, techo de lona), una baquet Ford T, otra baquet Ford A, un Falcon Sprint modelo 73, un Shelby Cobra, un Ford A modelo 28, un Gordini del año 66, un Fiat 1500 modelo 67, un Mercedes 240 del año ´75 y un Nash.